Tenemos que pensar que nuestro hijo/a puede necesitar
Atención temprana cuando:
- A los 3 meses, no sonríe, no sostiene a ratitos la cabeza o no es capaz de
fijar la mirada.
- A los 6 meses no se interesa por coger objetos, o no usa una de las
manos.
- A los 9 meses, no hace sonidos, no se sostiene sentado o no se interesa por
mirar o tocar las cosas.
- A los 12 meses, no es capaz de sostenerse de pié, sujetándose a un mueble
(aunque no camine), no busca la comunicación con el adulto o no explora los nuevos juguetes o su entorno.
- A los 18 meses, no camina o no reconoce el nombre de algunos objetos o
personas familiares.
- Se muestra adormilado o demasiado tranquilo, no reclama nada y se pasa todo el
tiempo en la cuna.
- A los 12 meses, no comprende expresiones familiares sencillas como “vamos a la
calle, el chupete, ¿quien viene?”, etc..
- Se trata de un niño/a muy movido/a, que no se entretiene, no sabe jugar y
necesita atención y vigilancia continua.
- A los 18 meses, presenta dificultades para la relación con otros
niños/as.
- Presenta rabietas ante situaciones que no tendrían porque provocarlas: cambio
de trayecto para ir a casa, determinada ropa, sonidos, etc.
Estos signos de alarma no significan necesariamente que haya un problema en el
desarrollo, pero son indicadores de que algo puede estar pasando: por ejemplo, un problema de visión o
audición. Los datos no son útiles en el caso del niño/a prematuro/a ya que la edad referencial a la que aluden es la edad real, no la corregida.