ABRA PSICÓLOGOS BILBAO
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A lo largo del ciclo vital de cualquier niño, es bastante común encontrar conductas desafiantes o de oposición, que normalmente se reconducen hacia conductas normalizadas, mediante la educación de los padres y de otros agentes socializadores. Sin embargo, en un grupo de niños, estas conductas desafiantes, se presentan en una magnitud desmesurada y perseveran en el tiempo, más de lo esperado para su edad o cultura. En este caso, estamos ante un problema clínico.
El trastorno negativista desafiante se trata de uno de los trastornos de conducta más graves en los niños, por su evolución y pronóstico. Se inicia en edades tempranas y sin la adecuada intervención y tratamiento, el niño con antecedentes negativistas u oposicionistas es un claro candidato a desarrollar un tratorno antisocial de la personalidad, a experimentar fracaso académico, problemas sociales, legales y de marginación.
Las manifestaciones conductuales de este trastorno de la conducta, pueden ir desde la pasividad extrema (por ejemplo, no obedecer de forma sistemática, mostrando una actitud de pasotismo general) a sus formas más violentas, es decir, verbalizaciones negativas, hostilidad, agresividad verbal o insultos hacia las figuras de autoridad, ya sean los padres, educadores o compañeros. Se resiste a cumplir las normas y molesta a los demás sin motivos o si los tiene, son insignificantes. La agresividad que demuestra, no llega al plano de lo físico, si superara este umbral y mostrara conductas agresivas físicas, estaríamos ante un trastorno disocial.
La DSM-IV señala que “las conductas perturbadoras de una persona con un trastorno desafiante por oposición son de una naturaleza menos grave que las de aquellas con un trastorno disocial, y normalmente no incluyen agresión hacia las personas o animales, destrucción de la propiedad o un patrón de robos y engaños”.
Los comportamientos negativistas y desafiantes según la DSM-IV, se caracterizan por un patrón de comportamiento negativista, hostil y desafiante que dura por lo menos 6 meses, estando presentes cuatro (o más) de los siguientes síntomas:
El trastorno de conducta provoca deterioro clínicamente significativo en las actividad social, académica o laboral. (Arriba)
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