ABRA PSICÓLOGOS BILBAO
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La ansiedad afecta tanto a la mente como al cuerpo. Al hablar de ella nos referimos a sentimientos y sensaciones como el miedo, la aprehensión, a estar crispado, preocupado, etc. Se relaciona también con síntomas corporales, con sensaciones tales como la tensión muscular, el temblor, la sudoración, la respiración agitada, nudos en el estómago, diarrea, dolor de pecho, dolor de cabeza, palpitaciones, etc.
La ansiedad es una reacción normal y sana, pero, ¿cuándo se convierte en un problema?.
Todas las personas experimentan ansiedad en situaciones de peligro, en situaciones delicadas de preocupación. Esa aceleración y sensaciones a los que nos referíamos antes, peden suponer una ventaja en estos momentos. Indica que estamos preparados para la acción y dispuestos a reaccionar rápidamente. Niveles moderados de ansiedad pueden mejorar nuestra actuación en momentos difíciles. Por ejemplo, un cierto nivel de nerviosismo ante un examen nos prepara para estar más atentos, más concentrados y motivados para hacerlo bien, para rendir a un mejor nivel.
Pero la ansiedad se convierte en un problema cuando aparece en momentos en los que no hay un peligro real, o persiste incluso después de que la situación de estrés ha desaparecido. Si sentimos ese nivel de aceleración en momentos en los que no hay que entrar en acción, resulta desagradable. En ese momento la ansiedad empieza a interferir en la vida cotidiana causando un nivel de malestar significativo.
Los trastornos de ansiedad son un grupo de problemas psicológicos que tienen en común, como principal síntoma, un alto nivel de ansiedad. (Arriba)
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