El trastorno de la personalidad por dependencia se caracteriza por:
Una necesidad general y excesiva de que se ocupen de uno, que ocasiona un comportamiento de sumisión y adhesión y temores de separación, que empieza al inicio de la
edad adulta y se da en varios contextos, como lo indican cinco (o más) de los siguientes ítems:
- Tiene dificultades para tomar las decisiones cotidianas si no cuenta con un excesivo aconsejamiento y reafirmación por parte de los demás.
- Necesidad de que otros asuman la responsabilidad en las principales parcelas de su vida.
- Tiene dificultades para expresar el desacuerdo con los demás debido al temor a la pérdida de apoyo o aprobación. Nota: No se incluyen los temores o la retribución
realistas.
- Tiene dificultades para iniciar proyectos o para hacer las cosas a su manera (debido a la falta de confianza en su propio juicio o en sus capacidades más que a una
falta de motivación o de energía).
- Va demasiado lejos llevado por su deseo de lograr protección y apoyo de los demás, hasta el punto de presentarse voluntario para realizar tareas
desagradables.
- Se siente incómodo o desamparado cuando está solo debido a sus temores exagerados a ser incapaz de cuidar de sí mismo.
- Cuando termina una relación importante, busca urgentemente otra relación que le proporcione el cuidado y el apoyo que necesita.
- Está preocupado de forma no realista por el miedo a que le abandonen y tenga que cuidar de sí mismo.
Los pensamientos más típicos del trastorno de personalidad por dependencia son:
- “Si no recibo ayuda para hacer todo lo que necesito, sucederá algo malo”.
- “Soy una persona débil”.
- “Si no tengo al lado, a alguien que me quiera, no podré ser feliz”.
- “Debo tener acceso a la persona en la que confío en todo momento”.
- “Necesito que los demás me ayuden a tomar decisiones”.
- “Debo preocuparme de tener la relación lo ás íntima posible”.
- “Debo complacer siempre a quien me quiere o apoya”.
- “No podré soportar que me abandonen”.