ABRA PSICÓLOGOS BILBAO
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Las dificultades para conseguir o mantener la erección pueden ser clasificadas según la causa de la disfunción, el grado de impotencia, las circunstancias de aparición y la frecuencia.
El hombre que ha nunca ha experimentado una erección o que ha pasado una larga temporada sin tener ninguna a pesar de la estimulación suficiente para provocarla, es probable que sufra un trastorno orgánico.
Si la disfunción eréctil no es total o el hombre puede lograr una erección espontánea o provocarla estando solo, o si a pesar de conseguirla, no la puede mantener para realizar la penetración, es bastante probable que la causa sea psicógena. Según Masters y Johnson, aproximadamente el 85% de los casos de disfunción eréctil, provienen de factores psicológicos.
La eyaculación precoz consiste en la incapacidad de controlar la aparición de la eyaculación durante el tiempo necesario para que los dos miembros de la pareja disfruten de la relación sexual.
En algunos casos graves, la eyaculación puede presentarse como reacción psicológica a una disfunción orgánica; Por ejemplo un fracaso en la erección o a la presencia de dolor.
La eyaculación también se considera precoz, si la erección requiere una estimulación prolongada, de tal manera que el intervalo de tiempo desde que se alcanza la erección suficiente, y la eyaculación, se acorta. En tales casos, el problema primario es un retraso en la erección.
La eyaculación precoz tiene sus raíces en la ansiedad. El hombre experimenta ansiedad, que corta la respuesta eréctil e interfiere en el mantenimiento de la erección conseguida, provocando así una eyaculación precipitada.
La eyaculación retardada es una de las disfunciones menos frecuentes. Consiste en la dificultad para incitar la respuesta orgásmica masculina y de ejecutar su reflejo eyaculatorio concomitantes. (Arriba)
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