ABRA PSICÓLOGOS BILBAO
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No podemos eliminar los celos completamente porque forman parte de la vida. Todos nos hemos sentido celosos alguna vez y sabemos que desembocan en sentimientos y conductas que causan ansiedad. Vivimos en una sociedad, en la que entendemos que los sentimientos negativos son malos, sin entender que lo negativo no es sentirnos mal, sino no saber cómo manejar esos sentimientos cuando los tenemos.
Los celos se producen cuando nos sentimos en desventaja. Para quien se siente seguro, los celos no existen. Que sea cierto o no que estamos en desventaja no es lo más importante, pero se cree así, y los celos son reales para la persona que cree sentirse amenazada.
Los niño/as anhelan el amor y la atención exclusiva de sus padres. Y este deseo hace inevitables los celos en la familia. Un hijo ve como su madre emplea horas en atender las necesidades de su hermano recién nacido, y los celos aparecen. Otro niño observa que su madre no tiene hacia él, el mismo trato que dispensa a su hermana, y le gustaría encontrar una excusa para conseguir esa atención.
Todos los niño/as en una medida u otra, viven a la sombra de otro niño de la familia, y se sienten en desventaja en algún aspecto. Y cuando no existen hermanos por los que sentir celos, tendrá este sentimiento igualmente por otros chicos, porque desearía tener hermanos, o tal vez, incluso envidie la atención que se prestan sus padres entre sí.
El objetivo no ha de ser sin embargo eliminar por completo los celos, sino reducir el número de situaciones que los causan, y aprender a manejar el sentimiento cuando se presente. Tenemos que reeducar a los niño/as en el convencimiento de que no se encuentra por debajo de nadie, el niño convencido de su propio valor, se siente menos amenazado por las ventajas de los demás. Entiende que siempre tiene un lugar exclusivo en el corazón de sus padres, independientemente del tiempo que le dediquen a su hermano. El pequeño que se sienta poco valioso se sentirá dominado por los celos durante más tiempo, perderá la confianza en sí mismo y se sentirá defraudado a cada instante. Tiene que arrebatar lo que pueda, y buscar oportunidades para que disminuyan las posibilidades de los demás.
Cuando estamos celosos nos podemos sentir rechazados, no queridos, frustrados, enfadados, etc. Sentimos la necesidad de acaparar toda la atención del otro, y no conseguirlo provoca toda esta cadena de sentimientos que nos incapacitan emocionalmente, tanto hacia el causante de los celos como hacia nosotros mismos.
Los celos pueden aparecer en cualquier tipo de relación, sin embargo los más frecuentes y que pueden llegar a generar mayor malestar son los que se producen en la pareja, seguidos de los que pueden experimentar los niños, sobre todo entre hermanos.
Los celos pueden estar basados en realidades o bien aparecer a partir de ideas y creencias irracionales.
Los niño/as son más susceptibles de sentir celos, ya que el hecho de haber disfrutado de una gran dosis de atención desde su infancia, hace que cuando van creciendo, y tienen que ir compartiendo esta atención con otras personas, puede resultarles difícil aceptarlo, sintiéndose desplazados y con miedo a perder la atención y el afecto del que venían disfrutando.
Es importante enseñar al niño/a a compartir. Hay que darle también muestras de que le queremos incondicionalmente, aunque compartido con otras personas. (Arriba)
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