ABRA PSICÓLOGOS BILBAO
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Hay días en que los niños lloran continuamente, se enojan con frecuencia, no quieren jugar con sus amigos o se desconcentran a la hora de estudiar. Muy pocos padres se preocupan, porque saben que puede deberse a múltiples causas sin ninguna importancia. Sin embargo, cuando estos estados de ánimo se alargan más de un par de semanas y se unen otros síntomas, como la disminución de la vitalidad o alteraciones en el sueño y la alimentación, podemos estar delante de una depresión infantil o del adolescente.
Si bien, su origen puede obedecer a múltiples factores, lo que es común a todos los casos, es que el niño/adolescente sufre, porque tiene una pena o un dolor tan grande, que inhibe su desarrollo y altera alguna de las áreas de su comportamiento habitual, ya sea social o familiar.
Los trastornos afectivos o del estado de ánimo en el niño o adolescente, al igual que en el adulto, pueden tener una naturaleza ciclotímica. Por lo que podríamos hablar de lentitud psicomotora, rechazo escolar, pérdida de interés, retraimiento en la fase depresiva, y actividad mental extrema, hiperactividad motórica y verborrea en la fase maníaca o hipomaníaca.
Los síntomas de la depresión en el niño y adolescente perduran al menos, durante unas cuatro semanas, causan un malestar significativo y alteran su funcionamiento normal. Pueden ser algunos de los siguientes:
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