El rendimiento escolar o académico de los hijos es una de las mayores preocupaciones de los padres, con respecto a éstos, ya que se cree que su futuro, depende en gran medida, de sus logros en esta área.

Muchos pueden ser los factores que intervienen en que un niño o adolescente tenga un bajo rendimiento escolar: la propia motivación del niño o adolescente para estudiar o acudir a clase, el rítmo de aprendizaje, puntos fuertes y débiles, el entorno sociocultural del niño o el ambiente emocional de la familia.

Hay una serie de trastornos específicos del aprendizaje que afectan a la lectura (dislexia), a la escritura (disgrafia) o al cálculo (discalculia) que provocan una disminución significativa del rendimiento escolar. También bajo rendimiento escolar puede acompañar o ser consecuencia del trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH).

Insistimos en la importancia de una evaluación psicopedagógica exhaustiva, tan pronto como se detecten los primeros síntomas que el niño o niña presenta en algún área, ya que los retrasos de ciertos aprendizajes, en edades tempranas, suelen anticipar mayor riesgo de dificultades en la etapa escolar.

Hay que tener en cuenta, que cuanto antes evalúemos e intervengamos para corregir los problemas (ya sean emocionales, de aprendizaje, intelectuales..) que pueda tener el niño o adolescente, mejor será el pronóstico.