La fobia escolar se adquiere por medio de experiencias aversivas directas, o por la observación de experiencias aversivas de otros en situaciones escolares. Se ha destacado la importancia de los modelos fóbicos escolares y de la transmisión de información.

El origen de la fobia escolar puede estar en sucesos estresantes en el entorno escolar, familiar y/o personal, como cambios de escuela, problemas en las relaciones de los padres, enfermedad prolongada del niño, etc.

Las respuestas fóbicas a la escuela se mantienen por reforzamiento negativo (evitación de la ansiedad, reducción de responsabilidades escolares), y por reforzamiento positivo (atención de los padres, realización de actividades agradables).

A la hora de abordar un problema de fobia escolar, es importante evaluar otras conductas del niño (además de las relacionadas con el miedo a la escuela) como la realización de tareas académicas, las interacciones sociales, y las reacciones de los padres, profesores y otras personas al problema.

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