ABRA PSICÓLOGOS BILBAO
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1ª CONSULTA GRATUITA
Entendemos “desobediencia” como la “negativa a iniciar o completar una orden realizada por otra persona en un plazo determinado de tiempo (5 a 20 segundos)”, pero también, puede consistir en el no cumplimiento de unas normas establecidas y que no se indican cada vez que requieran ser cumplidas.
Algunos episodios de desobediencia se pueden entender como parte normal del desarrollo del niño a ciertas edades. Para establecer el límite entre normalidad y patología, deben tenerse en cuenta la frecuencia de conductas y su gravedad.
En ABRA psicólogos Bilbao, vemos como motivo de consulta frecuente, cómo tratar a
un niño desobediente. Nuestro trabajo aparte de explorar las circunstancias que provocan y mantienen las conductas no deseadas, la situación familiar y el estado psicológico del niño, consiste en
proporcionar una serie de pautas a los padres, para manejar y extinguir las conductas de desobediencia.
Una rabieta es una forma inmadura que tiene el niño de expresar su enfado o ira. Lo más importante es mantener la calma y enseñar al niño que las rabietas no son la solución para conseguir lo que quiere, y que su comportamiento inadecuado, no provocará que cambie de idea. Debemos enseñar a los niños que enfadarse es normal, pero que hay que manifestar ese enfado de una forma adecuada.
Son más frecuentes antes de los 3 años porque los niños no saben expresar sus sentimientos verbalmente, pero cuando los niños llegan a la edad escolar, las rabietas son más raras de ver. En la adolescencia, hay que recordar a su hijo que “explotar” produce una mala impresión, que no va a conseguir lo que quiere de esa manera y que es más conveniente contar hasta 10 para recuperar el control. En cualquier caso, lo que siempre tenemos que tener presente cuando nuestro hijo presente un berrinche o rabieta, nunca sucede si no hay gente que reaccione ante la misma.
Es el niño que “siempre dice que no”.
El negativismo es un tipo de conducta que se mantiene porque el niño consigue llamar la atención, y además ha aprendido, que negándose a obedecer o colaborar, se libra de hacer actividades que no le gustan. Aprende a ser más perseverante que los adultos en sus negativas (negativismo) para salirse con la suya. Como la mayoría de las veces lo consigue, este hecho refuerza su conducta negativista y el problema perdura en el tiempo.
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