ABRA PSICÓLOGOS BILBAO
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La timidez debemos entenderla como un continuo que va desde un grado leve de timidez, incluso adecuado desde el punto de vista social, a un grado máximo, en el que las personas que la padecen, manifiestan síntomas más graves que podrían derivar en una fobia social.
El límite entre timidez sana y patológica, lo establece el nivel de malestar e incapacitación que provoca. En el niño o adolescente, cuando la timidez interfiere en su funcionamiento social o académico, y perdura en el tiempo, estamos en el ámbito de lo clínico, por lo que se requiere una intervención.
En ciertas etapas del desarrollo normal es habitual experimentar un cierto grado de timidez, especialmente en la adolescencia. Los niños temen la evaluación por parte de sus compañeros, y frecuentemente evitan ciertas situaciones sociales. Lo normal es que ésto se vaya corrigiendo al entrar en la edad adulta sin grandes consecuencias. Sin embargo, algunas veces, la timidez puede derivar en trastornos más graves como la fobia social o el trastorno de personalidad por evitación.
A fin de evitar trastornos más graves en el futuro, si observamos que el problema de timidez de nuestro hijo le causa un malestar emocional, social y académico significativo, y que este malestar se mantiene en el tiempo, tenemos que pensar en consultar a un psicólogo clínico o psicólogo infantil.
El tipo de tratamiento más eficaz para la timidez es la terapia Cognitivo-conductual, que entre otros se centraría en ayudar al niño o adolescente a: aumentar las conductas de interacción con sus compañeros y con adultos, a la vez que intentaría disminuir las conductas de aislamiento o retraimiento, cambiar pensamientos negativos por pensamientos racionales y mejorar su autoestima.
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